Parece
que esta concentración ha roto todos los récords (Aplausos y exclamaciones).
Entrañables invitados;
Queridos compatriotas:
Esta es la conmemoración número 45 del Día glorioso de los Trabajadores,
que celebramos desde el triunfo de la Revolución.
Cosas de gran trascendencia están ocurriendo tanto en el exterior
como dentro de nuestro país.
La Revolución prosigue victoriosa con más fuerza política y éxitos
que nunca. Hemos tenido recientes pruebas: las reuniones de Ginebra
el 15 y el 22 de abril pasarán a la historia de la diplomacia revolucionaria.
Señalan el instante en que la gran hipocresía, la mentira permanente
y el cinismo con que los dueños del mundo pretenden preservar su
podrido sistema de dominación política y económica impuesto a la
humanidad, recibieron un golpe contundente.
Nuestro país había sido sentado una vez más en el banquillo de los
acusados. La nueva administración de Estados Unidos —si es que eso
es una administración (Risas)— junto a los estados de la Unión Europea
cometieron el error de olvidar que en el extremo oriental de Cuba,
en un espacio de 117,6 kilómetros cuadrados ocupado por la fuerza,
donde está instalada la Base Naval de Guantánamo ?lo que ya de por
sí constituye un grosero ultraje a los derechos soberanos de un
país pequeño y a las leyes internacionales?, exist?a en ese mismo
instante uno de los más grotescos casos de violación de los derechos
humanos que han tenido lugar en el mundo. Nunca fuimos consultados
previamente. Simplemente se nos informó la decisión tomada por el
gobierno de Estados Unidos de trasladar a los prisioneros a esa
base.
El día 11 de enero del 2002 el gobierno de Cuba publicó una declaración
en la que se exponía con toda claridad la posición de nuestro país.
La opinión pública mundial conoce que, después del horrible crimen
cometido contra las Torres Gemelas de Nueva York, el hecho fue condenado
de forma unánime por todas las personas conscientes del planeta.
Sin embargo, el gobierno de la nación más poderosa de la Tierra,
despreciando toda norma relacionada con lo que el mundo conoce como
principios elementales de los derechos humanos, creó esa horrorosa
prisión donde se mantienen secuestrados cientos de ciudadanos de
numerosos países del mundo, entre ellos los de los propios aliados
de Estados Unidos, sin juicio, sin comunicación, sin identificación,
sin defensa legal, sin garantía alguna de integridad física, sin
ley procesal ni penal, y sin límite de tiempo. Pudo emplear territorio
propio para tan extraño aporte a la civilización, pero lo hizo en
el trozo de tierra que ocupa ilegalmente y por la fuerza en otro
país, Cuba, a la que acusa todos los años en Ginebra de violar los
derechos humanos.
A pesar de eso, suceden cosas admirables en la Comisión de Derechos
Humanos.
En las actuales condiciones del mundo predomina el temor generalizado
al feroz imperio, sus amenazas, presiones y represalias de todo
tipo, especialmente contra los países más vulnerables del Tercer
Mundo. Votar en Ginebra contra una resolución elaborada e impuesta
por Estados Unidos, en especial si va dirigida contra Cuba, el país
que durante casi medio siglo ha desafiado su arrogancia y prepotencia,
se convierte en un acto casi suicida. Incluso los estados más fuertes
e independientes se ven obligados a tomar en consideración las consecuencias
políticas y económicas de su decisión.
(1 Mayo 2004, Havana)
A pesar de esos factores, como pudo apreciarse hace breves días
en Ginebra, basados en sólidos principios unos y en un acto de singular
valentía otros, 20 países además de Cuba se opusieron a la resolución
y 10 se abstuvieron con dignidad y respeto a sí mismos. De 53 miembros
de la Comisión, solo se habían plegado a la infamia 22 de ellos,
incluido Estados Unidos.
De América Latina, siete, entre ellos cuatro que sufren gran pobreza
social y económica, sumamente dependientes y con gobiernos obligados
a la abyección total. Nadie los considera estados independientes.
Son hasta ahora una simple ficción.
Perú, el quinto gobierno latinoamericano que votó con el de Estados
Unidos contra Cuba, constituye un ejemplo del grado de abyección
y dependencia a que han conducido el imperialismo y su globalización
neoliberal a muchos estados de América Latina, a los cuales arruinan
políticamente en un abrir y cerrar de ojos, cuando los obligan a
estas cosas que son como el beso del diablo.
El Jefe de Estado peruano en solo unos meses ha visto reducir su
popularidad a solo el 8%. Yo creo que los que lo apoyan caben en
un pedazo de esta concentración. Es absolutamente imposible enfrentar
los colosales problemas económicos y sociales que afectan a ese
país con tan insignificante apoyo. En realidad, no dirige ni puede
dirigir nada. De eso se encargan las transnacionales y los oligarcas
hasta que la sociedad estalla, como ya empieza a ocurrir en más
de un país.
Al llegar a este punto, recordando las palabras de nuestro hermano
venezolano, siento deseos de exclamar: ·Viva Venezuela! (Aplausos
y exclamaciones de: "·Viva!") ·Viva el proceso revolucionario
bolivariano! (Aplausos y exclamaciones de: "·Viva!") ·Viva
Chávez!, brillante y valiente conductor del pueblo de Bolívar (Aplausos
y exclamaciones de: ("·Viva!").
Prosigo:
Restan los gobiernos de Chile y México.
Al primero no voy a juzgarlo. Prefiero que Salvador Allende, (Aplausos),
que cayó combatiendo con un arma en la mano y ocupa ya un sitial
de honor y gloria en la historia de este continente, y los miles
de chilenos desaparecidos, torturados y asesinados por designios
de quien elaboró y propuso la resolución para condenar a Cuba ?donde
jamás ocurrió uno solo de esos hechos u otros similares?, y en nombre
de ellos, los que portan en Chile las nobles ideas y la aspiración
de construir una sociedad verdaderamente humana, juzguen la conducta
del Presidente de Chile en Ginebra.
En México, pueblo entrañable y hermano para todos los cubanos, el
Congreso Nacional solicitó en vano a su Presidente abstenerse de
apoyar la resolución que le demandó el presidente Bush. Duele profundamente
que tanto prestigio e influencia ganados por México en América Latina
y en el mundo por su intachable política internacional, emanada
de una revolución verdadera y profunda, hayan sido convertidos en
cenizas. La solidaridad y el apoyo de América Latina para México,
y de México para América Latina, son vitales. Más de la mitad del
territorio de México le fue arrebatada por su vecino del Norte y
enormes riesgos amenazan al que resta. Prácticamente la frontera
de Estados Unidos con México no está ya en el río Bravo del que
hablaba Martí. Estados Unidos está mucho más dentro de México. Aquella
frontera es hoy la línea de muerte, donde alrededor de 500 mexicanos
pierden la vida cada año tratando de cruzarla. Todo en virtud de
un brutal y despiadado principio: libre tránsito para los capitales
y las mercancías; persecución, exclusión y muerte para los seres
humanos. Pese a ello, millones de mexicanos corrieron ese riesgo.
Hoy el país recibe más ingresos por sus remesas que por las exportaciones
de petróleo, a pesar del elevado precio actual de este.
¿Acaso una situación tan desigual e injusta se resolverá votando
resoluciones contra Cuba en Ginebra y acusándola de violar los derechos
humanos?
Lo peor y más humillante para México fue que las noticias relativas
a su votación en Ginebra, tanto el día 15 como el 22, eran anunciadas
desde Washington.
La Unión Europea, igual que siempre, votó en bloque, como mafia
aliada y subordinada a Washington.
Estas sucias e inmorales manifestaciones de toda la vida contra
la Revolución Cubana nunca alcanzaron éxito alguno hasta el derrumbe
del campo socialista. Una plaga de renegados, ansiosos de créditos
y mercancías de la sociedad de consumo, se sumó a la mafia de la
Comunidad Europea. Entonces lograron esos mezquinos partos en la
Comisión de Derechos Humanos: resoluciones extraídas con fórceps,
en medio de la reñida batalla que Cuba jamás ha dejado de librar
contra la comedia infame que el imperio, sus aliados, secuaces y
vasallos imponen, para obtener uno o dos votos de ventaja frente
a la oposición y la abstención del 60% de los miembros de la Comisión.
Una vez se descuidaron y perdieron. Desde entonces los esfuerzos
los triplican y las presiones y amenazas las centuplican contra
países que tienen una total dependencia de créditos, de fondos,
de recursos que los organismos internacionales, todos bajo el control
de Estados Unidos, tienen que decidir.
Algún día habrá que construir una estatua a aquellos países que
en tan durísimas condiciones lo arriesgaron todo y votaron contra
los proyectos yankis (Aplausos). La historia de esa batalla constituirá
una página digna de recordarse. Vean ustedes, este año, de 53 miembros
de la Comisión, el 60% no los apoyó. A esas victorias pírricas las
califica el imperio de éxitos y condena a Cuba, a pesar de que cada
año los esfuerzos y el costo político son mayores.
Puedo decir aquí, inter nos, que un examen profundo de lo que ocurre
en el mundo, de lo que ocurre en la sociedad humana, sin excluir
ninguna, ni mucho menos Europa, ni las más purísimas y sacrosantísimas
sociedades de algunas áreas de Europa, tiene la hoja limpia de consideración
y respeto a los seres humanos que ha practicado la gloriosa Revolución
Cubana (Aplausos).
El mero sistema que reduce a cero una parte de la sociedad, mientras
otros viven en una opulencia extrema, ya es de por sí, desde el
punto de vista ético, indigno de llamarse una sociedad humana. Estas
campañas, dirigidas por la superpotencia dominante y apoyadas por
los aliados que junto al imperio explotan el mundo, constituyen
verdaderas farsas y mentiras, expresiones políticas impúdicas que
surgen de la necesidad de justificar enormes desigualdades que no
podrán ser superadas mientras el sistema económico impuesto al mundo
no haya desaparecido. Nosotros sí sabemos de derechos humanos reales.
No puedo explicarme cómo una sociedad opulenta como aquella, vecina
a nuestro territorio, donde 44 millones de personas no tienen derecho
a la asistencia médica, donde millones de ciudadanos viven en guetos,
donde numerosos pordioseros viven debajo de los puentes, donde existen
millones de analfabetos y semianalfabetos, donde los desempleados
ascienden a muchos millones de hombres y mujeres sin trabajo y las
cárceles están llenas de los hijos de los sectores más pobres y
excluidos de la sociedad, pueda hablar de derechos humanos.
En otro terreno, nadie podría explicarse los brutales bombardeos
que llevan a cabo contra cualquier país, o cómo un cabecilla del
imperio que proclame el derecho a atacar sorpresiva y preventivamente
a 60 ó más países, sin tomar en cuenta las personas inocentes que
van a morir, pueda hablar en este planeta de derechos humanos.
El odio contra Cuba nace de la inesperada resistencia con que un
pequeño país se le enfrentó a esa potencia y a las potencias aliadas
que son saqueadoras del mundo. La presencia de Cuba es un dedo acusador
y una prueba de que los pueblos pueden luchar, resistir y vencer.
La mera presencia de Cuba es una humillación para los que han impuesto
el más repugnante sistema de explotación que ha existido jamás sobre
la tierra.
Hay muchas formas de explicarlo. Aquí nuestro hermano venezolano
nos recordó algo de lo cual nosotros no solemos hablar, de la cooperación
médica de nuestro pueblo hacia otros países. Nada de esto habría
sido posible jamás sin una revolución. Nos encontramos —bien se
conoce— un 30% de analfabetos y un 90% entre analfabetos y semianalfabetos,
porque una persona que en este mundo no disponga por lo menos de
un mínimo de sexto grado aprobado, que hoy ya habría que hablar
de un mínimo de noveno grado, es semianalfabeta.
Ellos quieren ocultar que Cuba ocupa el primer lugar del mundo en
materia de educación; que sus niños de primaria ocupan los primeros
lugares en pruebas de conocimientos, por encima incluso de países
desarrollados (Aplausos); que el mínimo de conocimientos, salvo
raras excepciones, es, por lo menos, de nueve grados y no hay ningún
otro país del mundo que haya alcanzado de modo generalizado esos
niveles mínimos.
Ellos saben que, a pesar de su criminal bloqueo y de los obstáculos
que nos han impuesto para obtener medicamentos, equipos y tecnologías
médicas, en nuestro país la mortalidad infantil es menor que la
de Estados Unidos (Aplausos); tal vez ignoran que esa mortalidad
infantil la vamos a reducir, incluso, a menos de 6, y tal vez en
un período no lejano de tiempo, a menos de 5. Albergamos la convicción
—de la que nunca hablo— de que en un período no mayor de cinco a
seis años, la perspectiva de vida de nuestro país alcanzará no menos
de 80 años (Aplausos), y que el país se convertirá en el más avanzado
centro de servicios médicos del mundo.
Si se analizan los millones de niños que mueren cada año y que podrían
salvarse en los países del Tercer Mundo, entre los cuales muchos
ascienden a cifras superiores a 150 por cada 1 000 nacidos vivos
y los que mueren entre la población de la mayoría de esos mismos
países que votaron allá en Ginebra contra Cuba, se darán cuenta
de que sobre la Tierra se comete cada año un genocidio; que en la
Tierra mueren cada año más millones de personas, niños o adultos,
que podrían salvarse que las que murieron en la Primera Guerra Mundial,
y casi tantas como las que murieron en la Segunda, que podrían salvarse
y no sobreviven por falta de recursos médicos.
El arsenal de argumentos que podríamos disponer para demostrar que
ese sistema es el más atrozmente cruel que haya existido nunca es
enorme. No hay más que usar simples cálculos matemáticos para demostrar
el genocidio que cada año Estados Unidos y sus aliados europeos
cometen contra el mundo.
Ellos
saben que eso es verdad, no se atreverían a discutirlo; ellos fueron
los que crearon el subdesarrollo, ellos fueron los que mantuvieron
el atraso, a través de la colonización, el saqueo de recursos naturales,
e, incluso, la esclavización de millones y millones de seres humanos,
dando lugar a este mundo de miseria, con problemas todavía muy serios
por resolver —no intento mencionarlos aquí—, problemas casi insolubles
que, unidos a otros, amenazan la existencia de la especie.
En aras de la brevedad que se requiere en estos actos, y tomando
en cuenta el esfuerzo que el pueblo hace por venir aquí, permanecer
en el lugar durante muchas horas, nos limitamos a citar solo algunos
hechos aislados; pero les digo así, ·así!, con estas palabras: El
sistema capitalista que en un tiempo ejerció determinado papel progresista
frente al feudalismo que después devino el sistema imperialista
y las formas actuales con que hoy saquea a los pueblos, despilfarra
y destroza los recursos naturales del planeta, es lo más inconcebible
y lo más irreconciliable con una noción honesta, sincera, objetiva,
de los derechos humanos.
Allá en Ginebra se reúnen en pandilla los dueños de la economía
mundial, valdría la pena preguntarles con cuántos países del Tercer
Mundo han colaborado, qué hicieron contra el apartheid en Sudáfrica,
cuántos maestros han enviado al Tercer Mundo y cuántos médicos.
Ya dije que no nos agradaba mencionar estas cosas, quizás lo hago
hoy porque en este Primero de Mayo se habla precisamente de lo que
ocurrió en Ginebra hace unos días.
Hay que preguntarles a cada uno de aquellos señores cuántos médicos
tienen en un país del Tercer Mundo. Porque existen algunas organizaciones,
Médicos sin Fronteras, algunas fundaciones que ofrecen alguna ayuda,
pero les digo una cosa, como una referencia: Estoy seguro de que
Estados Unidos y Europa, juntos, no disponen del número de médicos
que Cuba tiene en Haití prestando atención, en condiciones muy duras,
a más de 7 millones de habitantes (Aplausos).
A uno por uno se le puede preguntar, porque aquellas sociedades
no han sido diseñadas para la justicia, para la solidaridad; educadas
en el egoísmo, son incapaces de hacer sacrificio alguno por los
demás seres humanos.
He mencionado un país, Haití, al que constantemente intervienen
e invaden, pero nunca le envían un médico. No sé qué dirán si, por
ejemplo, hoy les dijera que en este momento Cuba desarrolla numerosos
programas médicos en Africa y en América Latina, y que en total
el número de médicos, estomatólogos y técnicos de la salud cubana
que prestan servicios a otros pueblos asciende a no menos de 17
000 (Aplausos), que salvan todos los años cientos de miles de vidas
y devuelven o aseguran la salud a muchas decenas de millones de
seres humanos. Y nadie piense que nos quedaremos sin médicos, porque
ese esfuerzo va aparejado a una verdadera revolución en los servicios
médicos de nuestro país.
Hace unos minutos hablaba con Sáez sobre la marcha de las reparaciones
capitales de los policlínicos y de los nuevos servicios, y ellos
se proponen, antes de fin de año, tener concluido prácticamente
—y algunos recién construidos—, con servicios que jamás han tenido,
los 82 policlínicos de la capital del país (Aplausos). Y menciono
solo un detalle, solo un detalle, porque estamos haciendo otras
muchas cosas, y no solo en La Habana, sino en todo el territorio
nacional.
Nos imaginábamos cuántos millones o decenas de millones de viajes
ahorraremos a los ciudadanos que en medio de las dificultades del
transporte tienen que ir a visitar a los familiares a los hospitales,
mientras que muchos servicios que antes se daban en los hospitales,
pronto se estarán ofreciendo, muchos de ellos, en los policlínicos.
Nuestro país tendrá, sin duda, ·sin duda!, repito, el mejor sistema
de servicios médicos del mundo. Y si hace algunos años hablábamos
de decenas de miles de especialistas en medicina general integral,
no está lejano el día en que nuestro país pueda hablar de decenas
de miles de doctores en ciencias de la salud, y para esto, y junto
a esto, son los programas que estamos llevando a cabo en la educación,
en la cultura, en el deporte y otras esferas, que serán sostenidos
por una base económica mucho más sólida que aquella que dio lugar
al desarrollo de nuestro país, dedicado a producir caña de azúcar
y otros productos similares, que solo una población analfabeta y
hambrienta podría realizar como única forma de supervivencia.
Los bandidos que nos acusan de violar los derechos humanos no se
atreverían a decir allí que Cuba es el único país del mundo —vean
si es grande la proeza de este pueblo— en que no existe un solo
desaparecido, no existe un solo torturado a lo largo de 45 años
de Revolución (Aplausos).
Hemos hecho una revolución tan limpia como aquella guerra librada
en la Sierra Maestra, en que jamás se fusiló a un prisionero, o
jamás se le golpeó para obtener una información. Es casi el único
país de América Latina donde no han existido jamás escuadrones de
la muerte, ni ejecuciones extrajudiciales, y han pasado 45 años.
Búsquese un solo caso —las lenguas viperinas del imperio y sus secuaces—
y les podríamos regalar la República de Cuba si encontraran un solo
caso (Aplausos).
Yo estoy hablando de realidades, no estoy practicando exageraciones,
ni mucho menos. A lo largo de 45 años sabemos lo que hemos hecho,
y la línea recta inflexible con que hemos mantenido total lealtad
a los principios que hicieron posible la victoria en la guerra y
la realización de una revolución a la que hemos sabido defender
durante 45 años. ¿Y qué es hoy, qué nivel de conciencia, de cultura,
de ideas, de unidad ha alcanzado? No existe, y puedo afirmarlo,
un pueblo con mayor nivel de cultura y conciencia política que el
que posee nuestro país. Y solo una cosa añado, estamos empezando
(Aplausos).
Lo
veía esta mañana, mientras esperaba el día, a través de nuestra
televisión, y era visible. Ellos entrevistaron no se sabe a cuántas
personas, y hay que ver lo que decían, y se veía un mundo nuevo,
estudiantes por todas partes y de todas partes, estudiantes universitarios,
estudiantes de la UCI, estudiantes de la escuela de instructores
de arte (Exclamaciones), estudiantes de las escuelas de trabajadores
sociales, estudiantes de las escuelas emergentes de formación de
profesores, maestros, enfermeras, escuelas que compartimos con miles
de jóvenes, no voy a decir extranjeros, jóvenes hermanos, procedentes
de países de América Latina, y aun de otras partes (Aplausos).
Es imposible dejar de sentir una sensación de orgullo cuando se
piensa que no solo enviamos médicos por miles, sino que hemos invitado
a miles y miles de jóvenes latinoamericanos y de otras partes para
estudiar medicina en Cuba.
Realmente hemos estado desarrollando métodos de trasmisión de conocimientos
cada vez más eficientes, y quién sabe cuánto tiempo tardarán el
resto de los pueblos del mundo en alcanzar esa eficiencia y esos
métodos, y especialmente aplicarlos.
No albergo, sin embargo, la menor duda de que en un breve período
de tiempo, Venezuela, que está aplicando y aplicará cada vez más
excelentes programas de educación, llevará a ese pueblo luchador
y heroico, por donde comenzó la lucha de independencia de América,
a niveles similares a los que hoy posee Cuba.
Decía que el costo político del jueguito allá en Ginebra es cada
vez mayor. Pero este año les salió un disparo, o, como se dice vulgarmente,
un tiro por la culata, y casi los mata.
Cuando este año Cuba propuso el envío de un representante de la
Comisión para ver lo que sucedía en la Base Naval de Guantánamo,
cundió el pánico en la manada de hipócritas, especialmente en los
de la Comunidad Europea. Se derrumbaba la moral. Algunos gobiernos
europeos estaban realmente avergonzados, tenían que confesar su
inconsecuencia e hipocresía, o algo imposible: desacatar al imperio.
Eso era mucho para tan augustos defensores de los derechos humanos,
cuyos dardos van dirigidos solo a los que fueron sus colonias durante
siglos, donde eliminaron decenas de millones de indios y transportaron
de Africa incontables seres humanos que fueron convertidos en esclavos,
con menos libertad que los animales de trabajo. Así tratan a miles
de millones de habitantes del Tercer Mundo, víctimas del saqueo,
el intercambio desigual y la extracción de sus riquezas naturales
y de todas las divisas convertibles de las reservas de sus bancos
centrales, que son depositadas en los bancos de Estados Unidos principalmente,
o de Europa, con las cuales estos financian inversiones, los déficit
comerciales y presupuestales, y las aventuras militares del imperio
y sus aliados.
Ante la proposición cubana en Ginebra, de nuevo Bush en persona
y sus más importantes jerarcas tuvieron que moverse frenéticamente
llamando personalmente a Presidentes y Jefes de Estado. Nadie sabe
de dónde sacó tanto tiempo, en especial, si se tiene en cuenta —según
dicen—, que le gusta dormir muchísimo (Risas), ni cómo pudo ocuparse
de Iraq, de los banquetes para la recaudación de fondos y los actos
de la campaña electoral. Quizás no sea justo llamarle Führer, tal
vez es un genio.
¿Por qué Bush puede hablar de un déficit presupuestario de 512 000
millones de dólares y otro déficit comercial similar, un total de
un millón de millones de dólares en un solo año? Porque manipula
y gasta las divisas de la inmensa mayoría del mundo para defender
esos y otros privilegios.
Todo el dinero de la reserva de los bancos centrales de los países
del Tercer Mundo se guarda en bancos del exterior, principalmente
en los de Estados Unidos, y todo el dinero del que tiene algún dinero,
bien habido o mal habido, ante el temor de las constantes devaluaciones
de las débiles monedas de sus propios países, lo cambia por dólares
y lo deposita en bancos de Estados Unidos o de algún otro país desarrollado.
Por disposición del Fondo Monetario Internacional, ningún banco
central de esos países del Tercer Mundo puede prohibir que cambien
el dinero por dólares u otras divisas convertibles.
Los dueños de ese dinero buscan la seguridad de lo que han ahorrado,
o de lo que hayan robado; cualquier dinero lo sacan del país, no
para comprar algo, ni siquiera para despilfarrarlo, se lo llevan
para siempre. Ese dinero depositado en los bancos de Estados Unidos
o de Europa es prestado a empresarios o a quien lo necesite, y entre
los que más necesitan están los gobiernos. Ese dinero para cubrir
un presupuesto deficitario en más de 500 000 millones de dólares
sale de esos bancos.
De esa forma el sistema económico impuesto obliga a los pueblos
del Tercer Mundo a trasladar su dinero a los países más desarrollados,
lo cual es diferente del hecho, igualmente detestable, de que estos
cobran cada vez más caro sus productos, pagan cada vez menos por
los productos básicos y, además, la existencia de una deuda que
en América Latina asciende a más de 750 000 millones que, unida
al resto de los países del Tercer Mundo, se eleva a 2,5 millones
de millones de dólares.
Esto conduce al mundo, lo está conduciendo ya, a una catástrofe,
a un callejón sin salida, a problemas insolubles. De modo que la
humanidad tendrá que luchar, algo más que por una justicia económica
o en una justa distribución de las riquezas, tendrá que luchar por
la supervivencia de la especie. Se lo digo este Primero de Mayo,
a esta hora en que ya debía haberse terminado el acto (Risas).
Estados Unidos tiene este año un déficit presupuestario de 512 000
millones de dólares y adicionalmente un déficit comercial de más
de 500 000 millones de dólares, eso lo paga el mundo con el dinero
que se marchó y no vuelve jamás, con ese dinero se arman hasta los
dientes con los más sofisticados equipos bélicos y llevan a cabo
guerras de conquista en busca de materias primas.
El orden establecido en el mundo, especialmente configurado al finalizar
la Segunda Guerra Mundial, en los acuerdos de Bretton Woods —ustedes
habrán oído mencionar esa palabra—, concedía a Estados Unidos enormes
privilegios, porque en ese momento disponía del 80% del oro mundial.
Aquel país no fue destruido por la guerra, exportó mucho, mucho,
mucho —Europa destruida; el Asia destruida— y acumuló 30 000 millones
de dólares en oro. Es por eso que le concedieron el derecho a emitir
las divisas para el comercio mundial, aunque debía respaldarla con
una cantidad de oro por cada dólar que imprimiera.
Desde 1971, cuando en la guerra de Viet Nam gastaron fabulosas sumas
y sus reservas en oro disminuyeron a un tercio, el señor Nixon —bien
conocido— suspendió la conversión en oro de aquellas monedas, y
desde entonces los que circulan son papeles.
Llevaría tiempo explicarlo más y mejor, pero tenemos las mesas redondas,
tenemos dos nuevos canales de televisión. Nuestros técnicos, nuestros
profesores, podrían explicarle a la población estos temas, que son
de gran interés y ayudan a comprender lo que realmente es el mundo.
La situación internacional es compleja. La política aventurera —·aventurera!—
de la actual administración ha conducido al mundo a problemas cada
vez más insolubles, el orden económico impuesto es cada vez más
insostenible. Por eso nadie se extrañe de que estallen movimientos
sociales incontenibles o estallen revoluciones en cualquier lugar,
cualquier día. Ya ha venido ocurriendo.
Dentro del ámbito europeo, en España ha tenido lugar un hecho grandioso
y estimulante. Fue obra extraordinaria y casi exclusiva del pueblo
español, en especial de sus jóvenes. Fíjense bien lo que dije: "obra
extraordinaria y casi exclusiva del pueblo español, y en especial
de sus jóvenes"; que nadie pretenda ahora apropiarse de esa
gloria. Nosotros sabíamos bien cómo estaba en ese momento la situación
en España. La heroica batalla política del pueblo español en apenas
48 horas, después de la tragedia y en vísperas de las elecciones,
asestó un golpe demoledor a la pérfida maniobra del anterior gobierno
de España para manipular a su favor y en el de los intereses belicistas
de Estados Unidos la horrible acción terrorista del 11 de marzo.
Todo el mundo sabía cómo estaba la cuestión electoral. El partido
conservador del señor Aznar, en virtud de factores económicos coyunturales
favorables y el monopolio de los principales medios masivos, de
acuerdo con encuesta y estudios, obtendría tal vez mayoría absoluta
en el Parlamento; pero se produce una gran tragedia en España, el
acto terrorista mencionado, que ocasionó más de mil víctimas entre
muertos y heridos. Hemos sido testigos de la evolución de los acontecimientos.
El señor "Anzar" —es como le llama Bush a Aznar, él no
ha aprendido a pronunciar bien ese nombre (Risas)—, de inmediato,
se puso a manipular la noticia y a culpar a ETA, cuando en realidad
ETA no tenía absolutamente nada que ver con el hecho.
Cualquiera puede observar la forma de actuar de distintas organizaciones,
de un tipo o de otro, era muy evidente que aquel atentado no se
correspondía con el estilo de aquella.
Aznar
de inmediato lanza la acusación de que era obra de los etarras,
y la mantenía a toda costa, porque el hecho sucede el jueves 11.
Recuerdo que el viernes 12 a las 8:00 p.m. tuvo lugar la condecoración
de Gladys Marín, a la que se le impuso la Orden "José Martí".
Ese mismo día a las 6:00 de la tarde, en el programa de la Mesa
Redonda de la Televisión Cubana, nuestros periodistas denunciaron
aquella cínica y grosera maniobra. Las mesas redondas a través de
Internet y de satélite se escuchan en muchos lugares, entre ellos
España. Expresaba el deseo de nuestros periodistas de hacer llegar
a los amigos españoles con toda urgencia importantes informaciones
que se habían podido recoger en Occidente sobre los acontecimientos
y los criterios de importantes analistas internacionales. En España
los grandes medios no hablaban de estos. Ignoramos si la trasmisión
cubana pudo ser de alguna utilidad a los cuadros jóvenes españoles
que desataron la épica batalla política. En realidad solo faltaban
36 horas para el inicio de los comicios.
El sábado 13 todavía Aznar insistía y persistía en su denuncia,
se le veía furioso defendiendo la tesis de que eran los etarras,
mientras los de Al Qaeda declaraban que eran los autores del hecho.
A Aznar y a Estados Unidos les convenía muchísimo que fuesen los
etarras, porque en Europa hubo mucha oposición a la guerra de Iraq,
y el pueblo español fue el que más se opuso a la guerra de Iraq
(Aplausos). Si los etarras hubiesen cometido semejante hecho en
pleno corazón de Europa, el capital político del señor "Anzar"
y la línea belicista se habrían beneficiado considerablemente.
Esa fue la causa del interés enorme en llevar a cabo aquella maniobra
sucia 48 horas antes de las elecciones, en las que esperaban obtener
muchos más votos todavía; pero el pueblo español descubrió la trampa.
El mismo sábado, víspera de las elecciones, se reunió en masa, frente
a las oficinas del partido gobernante, principalmente la juventud,
protestando y denunciando el atroz engaño. Lo que a esa hora nadie
podía imaginar —les confieso que a mí me parecía ya imposible que
se produjera una reacción—, lo insólito se produjo y fue que toda
aquella gente, comunicándose por distintas vías, trasmitieron la
denuncia por toda España y no precisamente a través de los órganos
fundamentales de prensa. Se afirma que durante toda la noche utilizaron
todas las vías para comunicarse, y al otro día más ciudadanos que
nunca acudieron a las urnas y la gran noticia: el pueblo español
había castigado duramente a aquel farsante, a aquella Celestina
española —como la llamamos nosotros— que reclutó en Santo Domingo,
Honduras, El Salvador, y ·quién lo diría, quién lo diría!, hasta
una pequeña tropa del Ejército Sandinista fue enviada a Iraq junto
a jóvenes soldados de los mencionados países como carne de cañón,
inducidos por él, que fue quien se encargó de hacer los trámites
y gestiones pertinentes. ·Quién podía imaginar que algún día jóvenes
latinoamericanos serían enviados como carne de cañón a aquella injusta
y genocida guerra!
En España vieron cómo a pesar de que la inmensa mayoría de los medios
masivos apoyen una mala causa, el pueblo es capaz de sobreponerse
y propinarle una paliza a la Celestina, de la misma forma que en
iguales circunstancias el pueblo venezolano ha propinado más de
una paliza a la oligarquía traidora de su país (Aplausos).
Hay que creer en los pueblos, y mientras más aprendan, más conocimientos,
más cultura general y cultura política posean, mucho más difícil
será tratarlos como manadas de analfabetos e incultos.
Y si me permiten prosigo, no falta mucho; pero depende de ustedes
(Aplausos).
El actual gobierno ha cumplido su promesa de retirar las tropas
españolas de Iraq. Es sin dudas una acción loable. Pero el Estado
español bajo el anterior gobierno asumió la responsabilidad de reclutar
a un número considerable de jóvenes dominicanos, hondureños, salvadoreños
y nicaragüenses para ser enviados como carne de cañón a Iraq bajo
el mando de la Legión Española, caso único en la historia de este
hemisferio. España, que como antigua metrópolis de los pueblos latinoamericanos
aspira a recibir respeto y consideraciones, e incluso a desempeñar
determinado papel en América Latina y el Caribe, tiene la responsabilidad
y el deber moral de luchar por el regreso definitivo a su patria
de los jóvenes latinoamericanos que fueron enviados a Iraq por gestiones
del anterior gobierno.
Hay un gobierno nuevo, pero el Estado tiene que cargar con la responsabilidad
de lo que hizo el anterior, y allá están, es una responsabilidad
y un deber moral de España promover y apoyar la retirada de esos
jóvenes que están en Iraq.
Ya ustedes saben, las metrópolis son las metrópolis, y siempre tienden
a creer que sus antiguos súbditos son como tataranietos recién nacidos
que necesitan la ayuda de la sabia metrópoli. A veces hablan de
ayudar, o como en Europa, decían que nos daba una ayuda humanitaria,
y un día se le ocurrió, ·ah!, tomar medidas de represalia.
Aquellos no se acordaron de la monstruosa cárcel de Guantánamo;
no se acordaron de la monstruosa injusticia, la forma cruel y despiadada
con que tienen en Estados Unidos a cinco héroes de este país, que
defendían a su patria contra el terrorismo buscando información;
terrorismo que inventaron y aplicaron los gobiernos de Estados Unidos
durante 45 años contra Cuba (Exclamaciones).
Para qué repetir la historia, miles de compatriotas han perdido
sus vidas; para qué recordar lo de Barbados. El hecho es que los
de la Comunidad Europea no se acordaban de nada y que allá en Miami
se organizaban libremente los planes de atentados y los actos de
terrorismo contra Cuba, apoyados por la mafia, una mafia que está
asociada al gobierno de Estados Unidos, siempre con absoluta impunidad.
Allí goza de libertad en Miami el señor Bosch, quien, junto a Posada
Carriles, organizó la voladura en pleno vuelo del avión de Cubana.
No, de eso no se acuerdan ni pueden acordarse.
El imperialismo organiza y ha organizado durante 45 años conspiraciones,
desestabilización contra nuestro país, paga mercenarios, y ahora
anda diciendo que hay que invertir mucho más para esos fines. No
griten ni se quejen después si Cuba adopta las medidas pertinentes
para sancionar a mercenarios al servicio de una potencia extranjera
(Aplausos).
Si Cuba se defiende, si arresta y sanciona a mercenarios para que
nadie se crea impune, vienen las grandes campañas contra nuestro
país. Le quieren prohibir defenderse, y este país, sin violar las
normas que ha aplicado siempre en sus luchas, se defenderá con las
leyes, y se defenderá con las armas cuando sea necesario, hasta
la última gota de sangre (Aplausos y exclamaciones).
De modo que no se hagan ilusiones y luego vengan como plañideras
a presentarnos como violadores de los derechos humanos.
Eso mismo que hacen con Cuba lo están haciendo con Venezuela: crean
provocaciones, dan lugar a incidentes, matan y culpan después al
gobierno de Venezuela. Es un caso realmente interesantísimo, cómo
es posible, a pesar de eso, y aun cuando aquel pueblo venezolano
no tenga hoy los niveles de conocimientos que masivamente tiene
nuestro pueblo; hay que ver lo que es el instinto del pueblo y cómo
se mantiene firme, y cómo es muy difícil engañarlo.
En Cuba todo el mundo conoce de sobra la verdad, pero el imperio
realiza estas campañas para desacreditar a Cuba en el exterior.
A nosotros no nos quita el sueño. Qué importa lo que piensen hoy;
importa lo que pensarán mañana. Esta Revolución dejará huellas indelebles
en la historia del mundo (Aplausos), y no tiene absolutamente nada
de qué abochornarse, porque su moral está tan alta como las estrellas,
y su conducta ha sido intachable, independientemente de errores
individuales de otro tipo que se cometan, que nada tienen que ver
con los derechos humanos. Sería iluso pensar que no se cometan errores,
económicos, políticos, administrativos, legales; pero en las cosas
fundamentales que atañen a los principios más sagrados de la Revolución,
relacionados con los seres humanos, nadie se equivoca, nadie se
engaña, ni se permiten equivocaciones ni engaños de este tipo.
Lo que estamos haciendo hoy, lo digo en este Primero de Mayo, es
realmente como una nueva gran revolución (Aplausos), apoyados en
la experiencia de tantos años de lucha, más allá de lo que hemos
hecho hasta hoy, por el bienestar de cada uno de nuestros compatriotas
y sin exclusión social alguna, sigue esa línea extraordinariamente
humana.
Sabemos lo que se ha hecho y ustedes lo están demostrando, pero
sabemos cuántas cosas más pudieron hacerse y no las hacíamos porque
no teníamos suficientes conocimientos, no teníamos suficiente experiencia.
Cómo se hace una revolución y qué es una revolución no aparece en
los libros; ni en los libros aparecía que este país pequeño hubiese
tenido que enfrentarse durante 45 años con la más poderosa potencia
que ha existido jamás en el mundo, y que no pudo derrotarnos con
sus armas. Sabía el precio.
En Girón, donde subestimaron a nuestro pueblo, no estuvieron ni
siquiera 70 horas, y en la Crisis de Octubre a punto estuvo el mundo
de estallar, como consecuencia de los planes de agresión imperialistas
y la firmeza de nuestro pueblo. Y hemos resistido todos estos años
de bloqueo y de período especial. Este es un pueblo veterano y aguerrido,
con una enorme fuerza joven preparada, culta y revolucionaria, que
no podrá nadie jamás vencer (Aplausos y exclamaciones).
De modo que lo que estamos haciendo, lo sabemos bien, va a transformar
una vez más este país, ya lo está transformando de forma impresionante.
Ya hablé de las antiguas metrópolis estas que se creen que nos pueden
dar clases de carácter político y social. Si las metrópolis lo desean,
nosotros podemos enseñarles algunas cosas; pero ninguna debe sentirse
impaciente o capaz de enseñarnos.
Ya mandamos para el diablo la famosa ayuda humanitaria de la Comunidad
Económica Europea, y les advertimos que no tenemos ningún apuro
para que vuelvan a enviar sus limosnas.
Observen bien: Si les compramos 1 500 millones anualmente y les
vendemos solo 500 millones, muchos de ellos en forma de materias
primas, los que les damos una ayuda humanitaria somos nosotros,
porque, en esos 1 500 millones que nos venden, deben ganar alrededor
de 500 millones de dólares netos. Después se aparecen con muchos
maletines a ofrecer una ayudita de la cual gastan más en los hoteles
cinco estrellas donde se hospedan y en los aviones en que viajan,
que lo que aportan. Así que a nosotros no nos va a venir con esas
tonterías la Comunidad Europea.
Tampoco se crea nadie que va a venir a darnos consejitos sobre cómo
debemos desarrollar nuestra democracia, porque este país tiene suficiente
experiencia, ha luchado mucho y ha obtenido suficientes éxitos a
costa de sacrificio y sangre, para que venga un país europeo a brindarnos
leccioncitas de democracia; porque ningún país de Europa, y algunos
menos que otros, disfruta, en medio de colosales desigualdades,
la democracia verdadera, igualitaria y plenamente participativa
que disfruta hoy Cuba, en todos los sentidos (Aplausos y exclamaciones),
desde el día en que el pueblo se hizo poder y la riqueza se distribuyó
con justicia. Y no solo se hizo poder el pueblo, sino que el pueblo
es quien defiende ese poder, sin OTAN ni pactos militares con el
diablo.
Sería cuestión de discutir cada una de las cosas que se hacen en
este país con cada una de las cosas que se hacen en los países ricos
del mundo, a ver si hay el nivel de igualdad, de humanidad, de atención
para todos, sin excepción, algo que no ha existido nunca en ninguna
otra parte.
(Havana Music Band)
Estamos muy conscientes de lo que somos, de lo que hemos hecho y
de lo que tenemos. Pero parece que algunos tontos no se percatan
todavía de eso y persisten en inmiscuirse en nuestros asuntos internos,
enseñándonos cómo se establece la democracia. En todo caso nosotros
podemos responder a tan generoso gesto enseñándoles cómo se construye
la igualdad, cómo se erradican los privilegios y cómo se establece
una democracia revolucionaria.
Cuento estas cosas así, de paso, porque no tuve mucho tiempo para
escribir.
Recuerden que hablé de lo que estaba pasando con los jóvenes latinoamericanos
enviados a Iraq y la necesidad de que los regresen a sus países,
porque ahora el imperialismo busca carne de cañón y bien puede pasar
que un día cualquiera hasta a los polacos, que andan de mercenarios
allá, les dé por retirarse también. Tendrían que ser consecuentes
con la historia de un país que fue muchas veces invadido, muchas
veces ocupado, repartido, para que ahora sus jóvenes sean alquilados
como mercenarios en una guerra de conquista.
No tengo duda de que no pasará mucho tiempo antes de que los que
hoy hacen el ridículo y bochornoso papel de enviar tropas allí para
apoyar esa repugnante guerra, comiencen a pensar en serio de otro
modo.
Como he dicho todo esto, creo mi deber expresar cuál es nuestra
posición con el pueblo de Estados Unidos.
Los pueblos del mundo, entre ellos el de Cuba, no odian al pueblo
de Estados Unidos ni desean la muerte de jóvenes soldados norteamericanos,
muchos de ellos negros, mestizos y latinoamericanos, a los que la
pobreza y el desempleo llevó al oficio de las armas, y hoy son víctimas
de una guerra innecesaria y estúpida; no apoyamos en Iraq a gobierno
alguno ni a determinados sistemas políticos, que es prerrogativa
exclusiva de los iraquíes; fuimos solidarios con los que murieron
en los atentados en Nueva York o en Madrid, y condenamos tales métodos.
La enorme y creciente simpatía mundial hacia el pueblo de Iraq fue
generada por los brutales bombardeos sobre Bagdad y otras ciudades,
que causaron terror y muerte entre civiles inocentes, sin tomar
para nada en cuenta el trauma terrible que a millones de menores,
adolescentes, mujeres gestantes, madres y ancianos, los acompañará
toda la vida, sin justificación posible y a base de groseras mentiras.
Esas simpatías se multiplican, porque miles de millones de personas
tomaron conciencia de que se trataba de una guerra de conquista
para apoderarse de los recursos y las materias primas que posee
el país, porque no había justificación ni legalidad alguna, porque
fueron violadas las normas internacionales, porque la autoridad
y las prerrogativas de las Naciones Unidas fueron desacatadas.
El pueblo de Iraq lucha hoy por su independencia, su vida, la vida
de sus hijos y sus legítimos derechos y recursos.
El gobierno de Estados Unidos enfrenta por ello una complicada situación,
porque quiso seguir la línea de la violencia, la guerra y el terror.
Tengo autoridad moral para sostener este punto de vista, porque
mucho antes de desatarse la política guerrerista, el 11 de septiembre
del 2001, día exacto del horrendo ataque a las Torres Gemelas, en
un acto de inicio de curso de 4 500 jóvenes maestros primarios,
dije textualmente:
"Es muy importante saber cuál va a ser la reacción del gobierno
de Estados Unidos. Posiblemente vengan días peligrosos para el mundo,
no estoy hablando de Cuba. Cuba es el país que más tranquilo está
por diversas causas: por nuestra política, por nuestras formas de
lucha, por nuestra doctrina, nuestra ética, y, además, compañeras
y compañeros, por la ausencia total de temor."
[...]
"Los días próximos van a ser tensos dentro de Estados Unidos
y fuera de Estados Unidos, empezarán a emitir opiniones no se sabe
cuánta gente.
"Siempre que ocurre una tragedia de estas, por difíciles que
puedan ser a veces de evitar, no veo otro camino, y si en alguna
ocasión es permitido hacerle una sugerencia al adversario ?adversario
que ha sido duro con nosotros durante muchos a?os?, si fuese correcto
en alguna circunstancia sugerir algo al adversario, en aras del
bienestar del pueblo norteamericano y basándome en los argumentos
que expuse, les sugerir?amos a los que dirigen el poderoso imperio
sean serenos, que act?en con ecuanimidad, que no se dejen arrastrar
por raptos de ira o de odio, ni se lancen a cazar gente lanzando
bombas por todas partes.
"Reitero que ninguno de los problemas del mundo, ni el del
terrorismo, se pueden resolver por la fuerza, y cada acción de fuerza,
cada acción disparatada del uso de la fuerza, en cualquier parte,
agravaría seriamente los problemas del mundo.
"El camino no es la fuerza ni la guerra. Lo digo aquí con toda
la autoridad de haber hablado siempre con honradez, poseer convicciones
sólidas y la experiencia de haber vivido los años de lucha que ha
vivido Cuba. Solo la razón, la política inteligente de buscar la
fuerza del consenso y la opinión pública internacional puede arrancar
de raíz el problema. Creo que este hecho tan insólito debiera servir
para crear la lucha internacional contra el terrorismo; pero la
lucha internacional contra el terrorismo no se resuelve eliminando
a un terrorista por aquí y otro por allá; matando aquí y allá, usando
métodos similares y sacrificando vidas inocentes. Se resuelve poniendo
fin, entre otras cosas, al terrorismo de Estado y otras formas repulsivas
de matar, poniendo fin a los genocidios, siguiendo lealmente una
política de paz y de respeto a normas morales y legales que son
ineludibles. El mundo no tiene salvación si no sigue una línea de
paz y de cooperación internacional."
A muchos la guerra de Iraq les hace rememorar la de Viet Nam. A
mí me trae el recuerdo de la guerra de liberación argelina, cuando
la potencia militar francesa se estrelló contra la resistencia de
un pueblo de cultura, idioma y religión muy diferentes que, en lugares
tan desérticos como muchas regiones de Iraq, se las arregló para
derrotar a las tropas francesas y a toda su tecnología, bastante
avanzada en aquel entonces. Antes habían sufrido la derrota de Dien
Bien Phu, donde a punto estuvieron los antecesores de Bush de usar
el arma nuclear. En ese tipo de guerra todo el arsenal de una superpotencia
hegemónica sobra. Esta puede, con su inmenso poder, conquistar un
país, pero no es posible administrarlo y gobernarlo si su población
lucha resueltamente contra los ocupantes.
Nunca
imaginé que un día el señor Bush escribiría con humildad una atenta
carta al Presidente de Siria y pediría a las autoridades del gobierno
de Irán, países hasta ahora considerados estados terroristas, que
lo ayudaran a resolver el conflicto de Iraq. Mucho más sorprendente
resulta que hace dos días, según noticias cablegráficas, la infantería
de marina norteamericana fuese retirada de Fallujab, y en su lugar
se destacaran allí militares iraquíes con un ex general del ejército
de Saddam Hussein al frente. No critico ningún esfuerzo de paz o
iniciativa que decida tomar la actual administración de Estados
Unidos, pero dudo mucho que pueda haber otra solución que la retirada
de las tropas norteamericanas de ese país, adonde nunca debió enviarlas,
y devolverle al pueblo de Iraq su plena independencia (Aplausos).
Eso tendría el apoyo de la comunidad internacional, que sin duda
encontrará la forma para resolver la compleja situación allí creada.
Mientras tanto, los cubanos seguiremos observando los acontecimientos
y continuaremos librando nuestra lucha más decidida frente a los
que se dan hasta el lujo de preconizar tránsitos políticos basados
en la desaparición física de algunos de nosotros. Lo peor es que
los que hablan de acelerar tales tránsitos políticos son personajes
cuyas ideas asesinas de siempre conocemos bien.
Ahora de nuevo se desgañitan amenazando con próximas medidas para
afectar la economía y desestabilizar el país. Bien valdría que nos
devolvieran a nuestros cinco Héroes Prisioneros del Imperio (Aplausos),
que soportan con insuperable dignidad el más bochornoso y cruel
caso de violación de los derechos humanos. Su suerte en las prisiones
del gobierno federal, donde están totalmente aislados, no tiene
mucho que envidiarle a la de los secuestrados en la Base Naval de
Guantánamo. Aun a pesar de todo eso, no vacilamos en sugerirles
a los gobernantes de Estados Unidos —ya intenté sugerirles algo
la otra vez— que sean más serenos, más sensatos, más cuerdos y más
inteligentes.
A los que persistan en destruir la Revolución, en nombre de la inmensa
multitud que se reúne aquí este Primero de Mayo, les digo sencillamente
como en Girón y otros momentos decisivos de nuestras luchas: